26 ago 2011

PABLITO Y LAS PALOMAS

Cortazar | Cuadro
Pablito apareció. Estaba  sentado en la cornisa del edificio de enfrente conversando con las palomas. A medida que se iba acercando el momento de su muerte, más claro se le hacían sus gorgojeos, ahora ya los comprendía por completo. Ellas le contaron que sabían que él estaba confundido y que su trabajo consistía en explicarle lo que no entendiera.

Por la ventana de la habitación en la que estuvo internado su última semana de vida vio entrar a sus padres abrazados llorando.
-¿porqué están tan tristes si yo me siento tan  bien?
-piensan que te tenían y ya no te tienen más, eso les duele, se sienten vacíos, contestaron las  palomas.
 Aguzó su mirada hacia al final del pasillo saliendo de su cuarto del hospital.   Podía sentir la tensión en el ambiente, el aire bullía en rojo intenso. Varias personas discutían, reconoció al doctor que lo operó, al anestesista, y a dos enfermeras. Sus caras dibujaban muecas de pánico mientras resolvían cual sería la versión oficial de la muerte del menor.
- ¿porqué tienen miedo?
- la gente piensa que puede evitar la muerte y ellos no están seguros de haber hecho lo que podían para salvarte Pablo, contestó la paloma oscura que se veía mas vieja.
En la habitación contigua a la reunión del equipo de profesionales de la salud había una chica joven con la tez pálida y mirada perdida.  El adolescente recorrió su facciones de memoria y reconoció a Cora, la enfermera tan bonita que le había enamorado. Se acordó como ella había puesto distancia entre ellos dos  cuando vio que se gustaban. Recordó también los cuidados amorosos que le dispensaba cuando lo veía dormido.
- ¿Como uno puede trabajar con seres humanos y pretender no involucrarse?
- alguna gente piensa que así se cuidan a si mismos, pero la realidad es que el esfuerzo por mantenerse al margen es más dañino para ellas que el comprometerse emocionalmente, dijeron dos o tres palomitas a coro.
Y Pablito empezó a sentir burbujitas de paz que le llenaban el estomago, le dijo chau a su mundo y se elevó por el cielo escoltado por una bandada de palomas. 

Aida Rebeca Neuah


Humilde homenaje a Julio Cortázar en el aniversario de su natalicio.
Este texto está inspirado en el cuento "La señorita Cora" del maestro.
Imagen: "Cortázar" de Ariel Gulluni










6 comentarios:

  1. Un relato a la altura del homenajeado.

    ResponderEliminar
  2. Excelente homenaje. ¿Puede ser que ya lo hubiera leído alguna vez? Tengo esa sensación.

    Muy bueno lo suyo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. es su tercera vez sir yoni. muas y gracias

    ResponderEliminar
  4. logradísima reescritura de "la señorita cora"!


    mil besos*

    ResponderEliminar
  5. "Es más dañino el esfuerzo por mantenerse al margen......" Que claro. Un beso!

    ResponderEliminar