El hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón.
Contrario a lo que esperaba, no le costó trabajo hacerlo. Había tomado la
decisión de mandar esa carta cuando “de casualidad”, con su mujer de
viaje, descubrió las esquelas de amor que ésta le escribía a Rosenda, la mucama: “Estos
calores auspician, tus yemas que me acarician” “mi sentido se agudiza, si usas
la uña postiza” “levame a conocer el cielo, ahí abajo del ciruelo” “quiero que
tu dedo ardiente, se mueva como una serpiente”. Hija de puta, hacerle esto a él que laburaba
como un perro para que ella se rasque todo el día, mejor dicho para que Rosenda
se la rasque todo el día…
En este punto, señor lector, haremos una pausa. Este
hombre era un ser de sentimientos puros,
que a la hora de contraer matrimonio, lo había hecho para toda la vida. Para cuidar, proteger, hacerle y desearle el
bien a su esposa. Entendía la soledad en la que ella vivía pues él estaba fuera todo el día.
Quería por sobre todo que su mujer
fuera feliz. La culpa lo atormentaba.
El hombre de la gabardina releyó la carta antes de cerrarla:
“tus ojos gritaban tristeza, cuando me negué con rudeza, a que la mucama viaje
y te haga el homenaje, la culpa me tiene en vilo y en las noches yo cavilo,
como subsanar mi falta es la duda que me asalta, te mando como una ofrenda, el
dedo de la Rosenda”.
*Relación es un
término que se utiliza en varios
países de habla hispana para referirse a un tipo de copla recitada ante grupos,
a veces improvisada, generalmente de contenido humorístico-picaresco y en otras
ocasiones romántico.
Aida Rebeca Neuah
Imagen: "Mujer, sábana y cama" de Ignacio Egido Marcos