9 jun 2013

CARTA CON RELACIÓN *


Mujer, sábana y cama Lienzo Media Mixta Desnudos
El hombre de la gabardina metió el sobre en el buzón. Contrario a lo que esperaba, no le costó trabajo hacerlo. Había tomado la decisión de mandar esa carta cuando “de casualidad”, con su mujer de viaje,  descubrió  las esquelas de amor que ésta  le escribía a Rosenda, la mucama: “Estos calores auspician, tus yemas que me acarician” “mi sentido se agudiza, si usas la uña postiza” “levame a conocer el cielo, ahí abajo del ciruelo” “quiero que tu dedo ardiente, se mueva como una serpiente”.  Hija de puta, hacerle esto a él que laburaba como un perro para que ella se rasque todo el día, mejor dicho para que Rosenda se la rasque todo el día…

En este punto, señor lector, haremos una pausa. Este hombre  era un ser de sentimientos puros, que a la hora de contraer matrimonio, lo había hecho para toda la vida.  Para cuidar, proteger, hacerle y desearle el bien a su esposa. Entendía la soledad en la que  ella vivía pues él estaba fuera todo el día. Quería   por sobre todo que su mujer fuera feliz. La culpa lo atormentaba.

El hombre de la gabardina releyó la carta antes de cerrarla: “tus ojos gritaban tristeza, cuando me negué con rudeza, a que la mucama viaje y te haga el homenaje, la culpa me tiene en vilo y en las noches yo cavilo, como subsanar mi falta es la duda que me asalta, te mando como una ofrenda, el dedo de la Rosenda”.


*Relación es un  término  que se utiliza en varios países de habla hispana para referirse a un tipo de copla recitada ante grupos, a veces improvisada, generalmente de contenido humorístico-picaresco y en otras ocasiones romántico.

Aida Rebeca Neuah
Imagen: "Mujer, sábana y cama" de Ignacio Egido Marcos

3 jun 2013

LOS MISTERIOS DEL UNIVERSO



Develar los misterios del universo siempre ha sido prioritario para el ser humano. Toda incógnita por más pequeña que fuera genera en cada uno de nosotros la necesidad urgente de resolverla. Para lograrlo, muchas veces, echamos mano a lo primero que encontramos, redefiniendo verdades y realidades simples en mentiras e irrealidades complejas. Numerosos estudios han determinado que las respuestas a los más profundos interrogantes son de lo más sencillas, aunque no siguen el tipo de pensamiento lineal que estamos acostumbrados a utilizar. En casi un 99% de las veces un simple objeto es el que determina la diferencia. Utilizando este criterio primordial y básico, un grupo de renombrados científicos de la Universidad Hebrea de  Massachusetts (MUH), han creado un sistema  infalible para resolver enigmas pluri-lógicos, el método de la “media roja”.

El misterio de la sonrisa
¿De qué reía la Mona Lisa? Pues bien, la sonrisa es una forma de expresar facialmente satisfacción ,entonces sabemos que la señora estaba plenamente satisfecha. Pero… esa picardía en su sonrisa…  ¿a que  se debía? Ella descubrió una “media roja” bajo la almohada. Su joven amante (ella gustaba  de jóvenes mozos), preso de un ataque de celos, la había dejado olvidada con la esperanza que el marido ausente la encontrara a su regreso. A Mona esas actitudes lejos de enojarla la llenaban de ternura. La Gioconda sonreía por “la media roja”.

Teoría de la gravedad
Las apariencias engañan. Una manzana, la que le cayó en la cabeza a Isaac Newton, no era lo que parecía. Un grupo de  niños traviesos, jugando en plena tarde, aburridos, rellenaron una “media roja” con piedras, se subieron a un manzano y esperaron que un pobre gil se sentara debajo para dejar caer el proyectil. Cuando el pobre Isaac se sentó frente a aquel árbol  le pareció haber sido golpeado por una manzana.  La teoría de la gravedad fue elaborada gracias a “la media roja”.

El primer planeador de la historia
El primero en imaginar un hombre haciendo ala delta fue Da Vinci, muestra de eso son sus innumerables bocetos de planeadores. Saliendo de su casa una tarde de abril, Leonardo, tuvo calor y se sacó “la media roja” que tenía puesta, la alzó sobre su cabeza y corrió para  meter viento en el agujero que era para el pie. Tuvo tan poca suerte que  la media se descosió por  la costura  y se abrió completamente. Él agarró con una mano cada punta de la media, la levantó sobre su cabeza y siguió corriendo con la media cual banderita roja hasta que se encontró con una escalera y saltó todos los escalones sin dudar. Tal era su genialidad que se dio cuenta al instante que el trapo abierto sobre su cabeza  había amortiguado su caída. El primer aerodeslizador conocido fue precisamente “la media roja”.

El derretimiento de las formas
Sentado en su sillón preferido, Dalí miraba la  vida pasar. Lo había hablado muchas veces con Gala,  sentía que los días se le escapaban.  Para Salvador, las horas  eran un helado que él estaba comiendo y no importaba con cuanta premura lo hiciera siempre algo se le terminaba cayendo.  Los minutos  se le escapaban.  Su reloj se derretía. ¿Dibujar un reloj derretido? ¿Cómo? Sobre el respaldar de la silla vio “la media roja” que se había sacado; ésta se dejaba caer por el peso de los años. El tiempo de Dalí se derrite igual que “la media roja”.

Extractado de “Los misterios del universo no son moco de pavo” de D. Shrekman.

Aida Rebeca Neuah
Imagen: "Ciudades invisibles" de Tania Coello




24 mar 2013

LA UNIDAD

Imagen

LA UNIDAD por Aida Rebeca Neuah
en el siguiente enlace
http://mundusalternus.wordpress.com/2013/03/24/la-unidad/



MUNDUS ALTERNUS



Mundus Alternus

Un mundo alternativo creado junto con Daniel Najnsztejn 
Hablando de lo que no se habla
Sean bienvenidos





4 feb 2013

LA MOSCA DORADA


Killing Flies Óleo Lienzo Paisaje
Me desperté transpirado. Había dormido más de la cuenta y soñado algo que no podía recordar. Algo que tenía que ver con una mosca, o muchas moscas que giraban alrededor mío y se posaban de a una en cada lugar de mi cuerpo. El día pronosticaba normalidad. Paso a paso se fue cumpliendo mi premonición de rutinas. Beso mañanero de  miércoles que incluyó polvo de jueves (se ve que mañana ella se iba más temprano). Desayuno con dos adorables criaturas peleándose por la tostada más quemada, la cual terminó, pobrecita, adquiriendo poderes mágicos y volando de la cocina para aterrizar en el living, mientras yo estaba seguro que mi sueño de  las moscas era fundamental para el buen funcionamiento de mi vida. Dejando a mi mujer  en su trabajo una frase se intercaló entre sus “no me aguanto el pelo voy a la peluquería al mediodía” “nos quedamos sin leche cuando vuelvas traé” “la canilla de la cocina gotea”, una frase que me dejó intrigado “Ella, la mosca dorada, es la clave para cambiar tu vida”.¿Qué querrá decir? La enraizada costumbre a la normalidad ayudó a alejar un poco estos pensamientos de mi mente, lo que era una verdadera lástima porque mi trabajo hacia siglos que me había dejado de interesar. De vez en cuando, miraba por la ventana y veía un holograma de mosca dorada gigante que me hacía señas con sus patitas de que la siguiera, que dejara todo, que me apurara, que comprara la leche, que arreglara lo de la canilla que goteaba y que le cortara el pelo a mi mujer con el cuchillo con que se untan las tostadas quemadas. ¿Cuánto tiempo se le puede decir que no a un bicharraco como ese? Como si las respuestas a todas las preguntas que me hice en la vida estuvieran en esas acciones simples me dispuse a cumplir las consignas más claras que tenía en ese momento,  aunque  ninguna me importara un bledo. Compré la leche y la puse en el baúl. Di de baja el servicio de agua en mi casa y al mediodía me fui a la peluquería a ver como andaba lo de mi mujer. Cuando entré charlaba animadamente con el peluquero y le sonreía mientras le metía la lengua en la boca. Hubo algo que me llamó la atención, además de que perdí la cuenta de cuándo fue la última vez que sonrió, volando volando vino una mosca y se le posó en la comisura del labio  al tiempo que un rayo dorado de luz solar penetraba por un ventiluz del local. Entonces la vi. La mosca dorada, la clave. Me dispuse a hacerle los honores y  con el cuchillo de untar tostadas que tenía en el bolsillo traté de matarla con tan poca suerte que cada vez que clavaba el cuchillo en mi fiel esposa, la mosca, cambiaba de lugar. ¡Qué insecto tan vivo!  Pensó que apoyándose en la piel del peluquero se iba a salvar. ¡Qué va! Yo tenía un objetivo claro, uno propio,  quería matar a esa mosca y un simple peluquero no iba a serme de obstáculo. No sé cuantas veces intenté. Muchas. Hasta que logré atrapar a la mosca. Cuando levanté mi vista, mosca en mano,  entendí. “Ella, la mosca dorada, había cambiado mi vida”.  

Aida Rebeca Neuah
Imagen "Killing Flies" de Marine Suzineau


23 sept 2012

GUEFILTE FISH


Todos  sabemos que hay profesiones  peligrosas pero ninguna  como ser liberador de monstruos. Daniel Srekman trabaja incansablemente buscando a estos seres en las más oscuras y recónditas cavernas, cavando sin parar para encontrarlos, despertarlos y devolverles  la chispa de la vida. Él nunca sabe con qué tipo de criatura se va a encontrar al final de su búsqueda, lo que sí sabe, aprendido gracias a su vasta experiencia en el ramo, es que esos  monstruos al despertar son  tan imprevisibles que no hay forma de planificar de antemano su labor.  Es  sabido por él y por todo el que se precie de liberador de monstruos profesional  que en épocas de cambio de estación el trabajo se incrementa y se hace más interesante. Este setiembre, no fue la excepción, había recibido un llamado inquietante y anónimo avisándole que tenía una labor difícil esperándolo en el desierto de Gobi, en una ciudad oculta a los ojos de los hombres. Allá fue nuestro héroe cargando al hombro su pico, su pala y el mapa de cómo encontrar la caverna del monstruo escondida  detrás de una cascada de agua, la cual encontró sin ningún inconveniente.
-Monstruito, monstruito ¿dónde está mi monstruito?- cantaba mientras mantenía el ritmo de trabajo entre pico y pala - ¡nooooooooooooo!
Así fue como el protagonista principal de esta historia, que eligió conscientemente  servir a sus hermanos despertándolos de su letargo, se vio por primera vez atrapado  por  la criatura más peligrosa  y  la más rara  vista jamás (en realidad era la primera vez que alguien la encontraba). Una criatura sobre la que abundan historias populares, dichos, chascarrillos y caricaturas. Calculo que a esta altura usted, señor lector, va intuyendo de lo que estamos hablando. Sí, sí, sí… no tenga miedo a pensarlo. Tampoco tenga miedo a decirlo. Nuestro héroe se encontró con una mamá pulpo judía, que  antes de poder decir sinsalamín  lo había  enredado en sus tentáculos,  estaba tejiéndole pulóveres para que no tenga frío y le daba de comer bolas de pescado con salsa de remolacha (todo al mismo tiempo).  ¿Me está diciendo que exagero? Créame ni un ápice. Daniel  trató de resistirse pero cada vez que conseguía mover la mano para sacarse un tentáculo de encima, la extraña criatura  no dudaba en cantarle el arrorró  pulpo (1). Triste el destino de  nuestro liberador de monstruos, atrapado por una de sus criaturas, no pudiendo moverse, ni hablar (porque siempre tenía la boca llena de comida), durmiendo el sueño del arrorró pulpo.
A esta altura  estoy segura que usted se preguntará  si nuestro héroe  pudo finalmente liberarse, la verdad es que yo también me lo pregunto. Por esa razón pongo a su disposición dos finales, uno de los dos es cierto y posiblemente el otro también…
Final 1: Atrapado. Estaba acorralado. No podía casi respirar (tenía un tentáculo tapándole la nariz y la boca).  Convengamos que tampoco necesitaba moverse mucho, ni respirar demasiado ya que tenía todo lo que necesitaba básicamente para vivir. Al pasar los días  se fue sintiendo más que cómodo y se encontró con tiempo de sobra para pensar en lo que quisiera y hacer lo que quisiera. Está bien, no podía hacer  mucho… pero la mamá pulpo prometió permitirle ver el sol una vez al mes  si no hacia ni frio, ni calor, ni  había viento y mientras tanto… tenía las bolas de pescado.
Final 2: Atrapado. Estaba acorralado. No podía casi respirar (tenía un tentáculo tapándole la nariz y la boca). En los pocos momentos de lucidez en los que decaía el efecto del arrorró pulpo nuestro  héroe, buscaba soluciones desesperadas y se angustiaba  porque no las encontraba. De tanto querer y querer liberarse y haciendo gala del refrán “el que quiere puede” el universo confabuló y su cuerpo lo ayudó. A causa de la inmovilidad se le formaron gruesos tapones de cera en los oídos, por esa razón, cada vez la canción le hacía menos efecto. En un descuido de la mamá pulpo, el liberador de monstruos se escapó y aprendió varias cosas. Que para tener libertad primero hay que quererla, que hay seres que no quieren despertar y obligan a otros seres a compartir su letargo y  que vivir es más que estar quieto, cómodo, durmiendo todo el día  y comiendo  bolas de pescado…

Nota de la autora:
(1) Todos suponen que el único canto que emboba a los hombres es el canto de las sirenas. Error. El arrorró pulpo es muchísimo más poderoso,  desde el primer acorde la persona  se siente responsable por la vida sacrificada que ha llevado la mamá pulpo y se llena de culpas paralizantes.

Este cuento va dedicado …“al que le quepa el sayo que se lo ponga”

Aida Rebeca Neuah

Imagen: "Ojos Andre" de Diego Castellón

10 jul 2012

HISTORIA DE UN GATO Y UN PAR DE ANTEOJOS



Te miro te miro y te miro. Quiero un beso. No es el momento adecuado para planteártelo pues estás en medio de una disertación hablando sobre la vida sexual del cangrejo africano o algo parecido. No importa. Aprendí que hay cosas que no tienen la más mínima importancia, por ejemplo el tema  del que estás hablando. Prefiero imaginar que es una charla privada conmigo y que estamos arreglando una velada en algún lugar romántico cerca del rio a la luz de la luna...
Te miro, te miro y te miro. Dame otro beso. Tus ojos se posan varias veces en mí. Sobre todo cuando cruzo las piernas y pateo a mis vecinos. Te gustan mis piernas. Lo sé. Es innegable la cara de fastidio que ponés cuando la gente se queja de mis patadas, te morís de ganas de levantarte y ponerlos en su lugar, claro, disimulás...  Me gusta  ese aire protector que tenés para conmigo… me gustás vos…
Te miro, te miro y te miro. Tu sonrisa es la clave para abrir  todas las puertas del cielo. Sos un divino. Se te hace un hoyuelito en la mejilla izquierda. No es la primera vez que lo veo, obvio, pero con vos es siempre como la primera vez. Ojalá la pelotuda de arriba haga otro de esos comentarios pedorros que te hacen reír. Juro que si sabría de qué mierda hablás los haría yo misma, gracias a D´os el universo conspira siempre para ponerme a mano lo que necesito,  como esta turra de acá arriba que facilita que me regales tu sonrisa.
Te miro, te miro y te miro. No lo puedo creer. La pelotuda de arriba leyó tu libro o por lo menos eso dice. ¿Lo habrá leído todo? Son como ciento cincuenta paginas, de los dos lados. No lo creo. No lo leyó. Miente. Seguro que miente. ¡Qué falta de sinceridad! ¡La franqueza ante todo loco!  Si me hubieras preguntado a mí, yo,  te habría mentido.
Te miro, te miro y te miro. ¿Cansadito, mi vida? ¿Querés irte a casa? ¿No? Dale, terminala de una vez y andá saludando que quiero irme. ¿Me vas a hacer ir a buscarte? ¿Qué hacés con la pelotuda esa que miente que te leyó? ¿Por qué la abrazás? ¿Por qué la besás?
¿Negro?
¿Mi Negrito… quién es esa mina?
¿Te cortaste el pelo? ¿Te lo teñiste?
Perdón…
Disculpe, señor, señorita… de noche y sin lentes todos los hombres son pardos…

Aida Rebeca Neuah

Imagen: "Como cada noche" de Enrique Amaya