De cuando fallezco y me encuentro perdido
Un parpadeo y estoy parado en una larga fila de gente esperando. Tengo un papelito con el número 225 escrito a relieve en la mano.
-¿qué número tiene señora?- pregunto a una anciana de batón con una canasta de compras colgada del brazo.
-987- responde mirando mi número- andá para adelante pibe que vos estas antes.
Camino adelantándome en la hilera asombrado del orden que imperaba. Hay personas de diferentes países, razas y épocas. Cada cual tiene su papelito en la mano. Avanzo una eternidad hasta encontrar mi lugar en la fila entre un señor vestido de Don Quijote y un hincha fanático de San Lorenzo. Suspiro al comprobar que faltaban solo tres personas y llego a la ventanilla. Bien…
-224- grita La voz. El Quijote toma su lugar frente a la ventanilla.
-¿Otra vez por acá Don Álvaro? ayer quedamos en que iba a ser un caballero hidalgo. Que acordó con su esposa encontrarse en España en el 1600. Lo mismo que la otra vez… le explico… el destino una vez acordado no tiene cambio. La carpeta de su esposa no se puede abrir y yo no puedo saber dónde está ni quién es. ¿Está claro?
En esta última frase La voz se pone de pie y le veo el rostro. Me quedo sin aliento.
-El próximo. 225.
-Mamaaaaaaaá- dije temblando de emoción. No la veo desde… desde… desde hoy a la mañana cuando me trajo el desayuno.
-¿Qué hacés acá mami? ¿Qué hago yo en este lugar? ¿Quiénes son estos?- dije señalando la interminable y colorida muestra de personajes con sus vestimentas exóticas.
Mi madre levanta la vista y me sonríe. Saca del cajón del escritorio un cartel "vuelvo en un rato" y me arrastra hacia un panel lateral al tiempo que empezamos a escuchar las quejas de la gente.
Nos sentamos en un bar cercano. Pedimos dos chupines de vodka mientras me contaba que entre vidas se tomaba un descanso trabajando voluntariamente para la oficina de reinserción carnal, que no tenía acceso a los legajos de los fallecidos que vendrían, que yo estaba muerto, que siempre era bueno encontrarse con parientes. Este espacio atemporal en el que estábamos se llamaba limbo. Los difuntos se quedaban hasta que elegían dónde ir. También podían capacitarse para un mejor desempeño en la vida siguiente. Me dijo que era mi primera muerte, para la próxima tendría más claro el proceso, que era normal que estuviera confundido, era el lugar ideal para eso. Me invitó a quedarme en su casa y masculló algo de una sorpresa mientras pagaba y me llevaba al piso de arriba donde vivía. Al abrir la puerta oí el ladrido y medio segundo después lo reconozco. Prince el perro cuzco que, pobre, no sobrevivió al atropello del auto del vecino. Pero miralo vos… qué lindo que estaba… me siento a acariciarlo pensando en el camino a tomar. Estaba abrumado, no sabía que hacer…mientras tanto me encontraba bien acompañado…
Continuará…
Aida Rebeca Neuah
Muy bueno! esperamos la continuaciòn!!
ResponderEliminarYa estoy pensando a quien elegir para reencarnar.
Saludos
gaucho
ResponderEliminarpiense y ademas comentelo, aca la barra quiere saber que le gustaria... un beso
Hola! Ya te he leído pero no te había dejado comentario. Esperemos que este muerto novato se sepa comportar en tan espesas atomósferas límbicas!. Gracias por el comentario y te linkeo. Saludos.
ResponderEliminarjavier
ResponderEliminarhola! vamos a ver que le pasa a este difunto principiante... gracias por la visita. un beso
Muy muy bueno!! Me gusta la onda del relato y ahora sé que cuando digo que estoy en el limbo es porque estoy en el limbo, ja ja
ResponderEliminarEspero ansiosa la continuación.
Un abrazo grandote.
marina, gracias por la visita. cual sera el final...voto por un final feliz. bah los finales siempre son felices aunque a veces disimulen...besos
ResponderEliminarOh, qué fantástica sensación sería!!!
ResponderEliminarYo no tengo ni qué pensarlo. Pero me estresa no saber si tengo que llenar un formulario, o dar los detalles por nota, presentar original y copia...
Siga, por favor. Me gustaría tener esta capacitación previa antes de... bueno, Ud. sabe.
;)
jazmin, ud se penso que iba a zafar de la burocracia?? alla arriba pasa lo mismo que aca abajo... busquese una cunia... hagame caso... por ahi ... algun angel con o sin alas que la lleve a cococho...buen finde
ResponderEliminarMire, no es malo su consejo. Bien sabemos que muchas veces sólo se consiguen cosas a través de conocidos.
ResponderEliminarY no importaría si el ángel tiene o no alas... con tal que tenga buenos abdominales. ;)
Buen fin de semana para usté también.
Para una primera muerte no está nada mal. Siempre es bueno que a uno lo guíe un familiar, o al menos un amigo. Eso no garantiza que vaya a elegir bien, pero como usté bien dice, es buena compañía. El limbo no es para cualquiera.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
es verdad sir yoni, ha entendido el texto mejor que yo. no importa ni cuando ni donde ni las decisiones, eso es casual.
ResponderEliminarbeso.