3 jun 2010
CUENTO PRUSIANO
Tanto esperar y esperar al fin llegó a destino. Con el rostro cubierto en su totalidad por un tul negro esperó en el carruaje mientras su empleado bajaba y adquiría la pócima. Estaba desesperada y no pudo con su ansiedad. Antes que el sirviente llegara al carro con el recipiente, se trastabillo bajando. Con rudeza tomó el perfumero y bebió un largo sorbo. Se observó las manos, la piel manchada y amarillenta se estiraba lentamente. Esperó a que se terminara el proceso, sacó un espejo de su bolso y levantándose el velo se miró complacida. Nunca había preguntado que ingredientes contenía la formula rojiza que la hacia rejuvenecer y sentirse fuerte. En las altas esferas de la aristocracia prusiana se decía que su componente principal y secreto era la sangre humana. Que el brebaje era tan potente que hasta el mismo Bismark debía su fortaleza y su buen porte a él. ¿De donde sacarían la sangre? se preguntó. Empezó a sospechar al día siguiente cuando leyó los titulares del periódico. Misteriosa aparición de cuerpos desangrados. La policía cree que se trata de condenados a la horca. Funcionarios cercanos al canciller de hierro estarían involucrados en el hecho. Corría el año 1876.
Aida Rebeca Neuah
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Historia truculenta si las hay.
ResponderEliminarY Todo, sin ahondar en la protagonista.
Muy bien escrito, realmente.
Un abrazo.
verdad es un cuento truculento gaucho. muchas gracias
ResponderEliminarUna historia muy interesante. Mi miedo sería que los condenados a la horca me pasaran algo de su psicología a través de la sangre bebida.
ResponderEliminarUn saludo.
yoni
ResponderEliminarpor ahi el miedo a morir segrega algun quimico que queda en la sangre que hace que la gente no envejezca... o por ahi no... quizas solamente con creer en algo se logra...quien lo sabe?
yo me adhiero a la segunda opcion. un beso
Muy buen relato! Macabro y bueno!!
ResponderEliminarExiste un elixir a base de jugos de hierbas que da magníficos resultados, si te interesa te busco la receta.
Besitossssssssss
elixir para que marina??
ResponderEliminarPobre cochero cuando a su señora le agarra el síndrome de abstinencia, no? Seguro que no tiene colmillos debajo del tul??
ResponderEliminarBuen relato, madame.
(qué lindo el papel arrugadito, se lo había dicho?)
jazmin
ResponderEliminarse ve que la seniora es medio adicta, por lo tanto el cochero puede ser codependiente...
imagino yo bah!!! por ahi es vampiro, quien lo sabe. gracias por venir de visita, sientase en su casa.
Me recordó la película Ravenous, y el viejo mito indio llamado Wendigo, que establece que un hombre que come la carne de otra persona le roba la fuerza, el espíritu y su esencia. Su hambre se convierte en un insaciable deseo: el que come más, más quiere y se convierte en el más fuerte. Saludos.
ResponderEliminarcaia
ResponderEliminarbienvenida y gracias por el comentario.un beso
"Inútil como el semen de los ahorcados" dice esa bella letra de Sabina. No sé, recordé eso.
ResponderEliminarAterradora tendencia vampiresca la de estos prusianos. Lindo relato, con el magnetismo de lo siniestro.
Saludos
gracias por el comentario sr kint. y vuelva cuando quiera, esta es su casa.
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