Las inmolaciones por caída libre están a la orden del día. Entérense señor, señora. ¡Pobres! Pobrecitos los suicidados, esos que casi nunca terminan de cumplir enteramente su objetivo y quedan ahí tiraditos todos desarmados. No sé porque pero ellos se derrumban, se dejan caer de balcones a cualquier altura y se rompen en pedazos (dos y tres). Todos, sépanlo, todos nosotros vivimos nuestra triste existencia pendientes de un hilo, pero ellos, angustiosos inadaptados deciden terminar con una vida de congoja y saltan al vacío. “ABeCe”, nuestra fundación, es una asociación sin fines de lucro dedicada a dar en un primer momento atención post- traumática a estos pobrecitos, a todos y cada uno de ellos, sin distinción de credo o color. Con más de diez años de experiencia contamos con un par de voluntarios debidamente capacitados en primeros auxilios, segundos auxilios y auxilios hasta la enésima potencia. Nuestro trabajo consiste en recogerlos directamente del lugar donde cayeron o a donde se tiraron (no importa si es en la vereda, en la calle o en el jardín habiendo tenido que rechazar los casos en los que caen en aguas profundas) y trasladarlos a centros equipados con los últimos adelantos en tecnología tan necesarios para reparar los daños que este tipo de caídas causa. Luego, en una segunda etapa y no por eso menos importante les brindamos asilo en nuestros hogares (si, leyó bien, los llevamos a vivir a nuestras casas) donde poco a poco, centímetro a centímetro, milímetro a milímetro les asignamos pequeñas responsabilidades (como por ejemplo sostenernos alguna cosita liviana) para que al fin puedan retornar a la vida útil. Si bien la cantidad de voluntarios ha crecido en un cien por cien en el último año (hace un año era yo sola y parece que el ejemplo cunde porque ahora tengo un amigo que me ayuda), no es suficiente para atender y dar asilo a la creciente cantidad de damnificados. Les pido, les ruego encarecidamente que se hagan eco de esta problemática que es ignorada por el común de la gente y por todos los gobiernos del mundo. Tomemos consciencia y actuemos en consecuencia recojamos los broches que se caen de la soga. Atte, ABeCe Amigos de los broches caídos.
Aida Rebeca Neuah
Imagen: "Al sol" Gustavo Madueño
Soy otro mas de los que se solidariza con los
ResponderEliminarpobres brochecitos caidos en accion!Grande Aiiii!
como de costumbre!Idola!Abrxitos de oso.
Conductas como la tuya ( y la de tu amigo), son las que hacen que este mundo sea un poco mejor cada día. Trataré, antes que nada, ser una mejor persona y cuando crea estar listo para tan loable tarea me ofreceré gustoso a darles una mano, mano que no me temblará en caso de que haya que sacrificar definitivamente a alguno de esos pobres suicidados a los que sería mejor, creo yo, evitarles una larga y lenta agonía.
ResponderEliminarMe sorprendió el final y eso siempre me es grato. Felicitaciones, Aída.
resolución de la historia en el último minuto!
ResponderEliminarbesos, grosa*
Te conozco, y se lo excelente persona que sos...por eso no me asombra tu gesto de valentia y hunitario....Hay que estar muy seguro de si mismo, para emprender la obre que estas cumpliendo...Adelante Aida......En que puedo ayudar?
ResponderEliminarOh, pero yo pertenezco a esta fundación, y recién ahora me estoy enterando!!
ResponderEliminarUna joyita el escrito, redondito redondito!!!
Besossssssssssssssssss
AH! Muy bonito!! Reconozco que soy un poco cruel con estos protegidos por la fundación. Por pura torpeza nomás, pues cuando se desarman jamás he podido rearmarlos. Entonces, que la frustración no se note y se abra la tapa del tacho de la basura. Besos.
ResponderEliminarJa! Gran final le dio al asunto. Muy bueno lo suyo.
ResponderEliminarUn saludo.
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