Llegando a la orilla del río los sonidos del silencio dejaron paso al trovar del agua. Las gotas se juntaban en lo alto del cauce y venían canturreando sus melodías de siempre. El mutismo del paisaje me ayudó a escuchar sus palabras. Contaban de tiempos en que fueron tierra y el brujo calor las hechizó en vapor. Hablaban de increíbles viajes de burbujas vaporosas refractadas en siete colores y explicaban sobre el mejor camino de llegar levitando al cielo. Cantaron de cuando las nubes llenas estallan en llanto y se transforman en la lluvia que moja. Al pasar me chistaron y alejándose susurraron que se puede cambiar y seguir siendo el mismo, si se guarda siempre la esencia de ser.
Aida Rebeca Neuah
Aida Rebeca Neuah
Hermoso. Me transporté a través del relato. Y me voy pensando...
ResponderEliminarUn abracito.
Maravillosa forma de combinar las palabras creando un juego de imaginación de una poesía sin igual
ResponderEliminarTodo , pero todo lo que escribis Aida me encanta
ResponderEliminarTe fluyen las palabras como un manantial...
te felicito
Shula