Hallaron un cadaver en la calle, aparentemente el suicidio de una mujer que ha saltado desde un octavo piso durante la madrugada del domingo.
Testimonio del repartidor de diarios
-Yo le cuento señor agente. Paré la moto para fumar y ví que la luz del piso ocho titilaba en varios colores. Amarillo, rojo, violeta. Amarillo , rojo, violeta. Sonaba también una musiquita cuando cambiaban los colores. Lo de las luces y la melodía se repitió varias veces. Después se oyó el chiflido agudo. Yo no sé nada de física don pero esa chica tardó como veinte minutos desde que saltó hasta que llegó al suelo. Bajaba como flotando. Además señor cayó totalmente de pie, se alisó el vestidito ese que tenía color violeta, me sonrió y se acostó. Mirela agente, mirela, todavía se esta riendo.
Testimonio del vecino del primer piso
-¿Cuál es su gracia?
-Po , inspector Po.
-Cortita su gracia inspector. Miré, yo estaba tratando de dormir, no pude, así que bajé a la vereda. Usted sabe, soy un jubilado aunque parezca más joven. Eran más o menos las cuatro menos cuarto de la madrugada, lo sé porque era domingo y Amalita , la mujer de Patricio que vive en el cuarto veintitres, ya había vuelto. Todos los sabados sale a la reunión con sus compañeros de secundaria y vuelve a las tres y media del domingo. Iba al comercial n°11, aunque yo sé de buena fuente que el curso de ella hace años que no se reune. Es que mi sobrina política y ella cursaban en la misma división. Nooo, faltaba para las cuatro, porque todavía no habia vuelto Juancito el del sexto piso. Él es cuidador en uno de esos lugares donde los hombres se desnudan y las mujeres aplauden. Así está el mundo. ¿La chica esta del octavo? se mudó al edificio hace como seis meses, sale muy pocas veces y casi nunca viene nadie a visitarla. Una vez vino un tipo a verla. No, no podría reconocerlo tenía un pasamontañas de esos que sólo se le ven los ojos. Lo raro es que era pleno verano. Agente ya le dije que no ví nada, ¿qué se piensa, que yo ando investigando la vida de los demás?
Testimonio del adolescente que vuelve de un boliche
- Man, yo volvía de tomarme unas birras , tenía un pedo tísico. Había un chabón sentado ahí fumando y estaba también el viejito ese al que le dicen huevo de heladera ,porque siempre esta parado en la puerta. La chica del octavo trabaja en su casa diseñando planillas de internet. Pobre mina, una vida difícil, estaba solita en el mundo. Tenía sólo un hermano que tuvo un accidente gravísimo y había quedado con toda la cara quemada, me enteré de casualidad que el hermano se mató la semana pasada...
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Ella se despidió de sus cosas sin pena, abrió la puerta corrediza y salió al balcón. Le dió la espalda a su departamento y saltó del octavo.
En el séptimo vió que Daniel el hijo menor de la casa dormía con su pijama azul de ositos amarillos. Arropó al niño para que no tuviera frío y le regaló un tierno beso en la frente.
En el sexto la casa de Juanito estaba a oscuras, encendió el hogar así encontraba la casa calentita al volver del trabajo.
En el quinto notó que por el aire la pollera se le subía, se la acomodó, no quería que le espiaran las piernas.
Cuando pasó por el cuarto piso, mientras se sostenía la falda, reconoció a Patricio, el marido de Amalia, preguntandole con amargura a su mujer donde había estado.
Al llegar al tercero vió a María, entrando medio desnuda con el resto de la ropa en la mano, rogando que Amalia del piso de arriba no la hubiese visto escabullirse por las escaleras después de pasar la noche con Patricio.
Un piso mas abajo, en el segundo, hizo una pausa en su descenso aereo al vacío. La familia Gomez tenía un cachorrito juguetón. Se entretuvo rascandole la barriga y acariciandole la cabeza.
Al piso primero llegó sabiendo que no había nadie. Había mirado de reojo hacia la vereda y vió al anciano que vivía allí. El viejito estaba en la planta baja espiando a los vecinos. La chica no pudo con su genio y entro a chismosear el departamento. Se asombró cuando encontró varios telescopios, aparatos de escucha a distancia, detectores infrarrojos de personas y una computadora de última generación cargada con una base de datos de información de todo el barrio.
Al llegar al suelo bendijo su suerte de llegar sana y salva, se acomodó la pollera, se alisó el cabello, le sonrió al muchacho que estaba fumando en la vereda de enfrente. Se acostó y murió.
imagen Salto al vacio de Carlos Codoñer
texto Aida Rebeca Neuah